
Tener entre las manos largamente
una sombra
De cara al sol
Tu recuerdo me persiga o me
arrastre sin remedio
Sin salida sin freno sin refugio
sin habla sin aire
El tiempo se transforma en casa de
abandono
En cortes longitudinales de
árboles donde tu imagen se disuelve en humo
El sabor más amargo que la
historia del hombre conozca
El mortecino fulgor y la sombra
El abrirse y cerrarse de puertas
que conducen al dominio encantado de tu nombre
Donde todo perece
Un inmenso campo baldío de hierbas
y de pedruscos interpretables
Una mano sobre una cabeza
decapitada
Los pies
Tu frente
Tu espalda de diluvio
Tu vientre de aluvión un muslo de
centellas
Una piedra que gira otra que se
levanta y duerme en pie
Un caballo encantado un arbusto de
piedra un lecho de piedra
Una boca de piedra y ese brillo
que a veces me rodea
Para explicarme en letra muerta
las prolongaciones misteriosas de tus manos que vuelven con el aspecto
amenazante de un cuarto modesto con una cortina roja que se abre ante el
infierno
Las sábanas el cielo de la noche
El solo el aire la lluvia el
viento
Sólo el viento que trae tu nombre
«1903-1956»
(PERÚ)
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