CANCIÓN DE OTOÑO A LA ENTRADA DEL INVIERNO




¡Ya tengo miedo de querer,
puesto que aquello que es querido
se está en peligro de perder
por engaño, ausencia, u olvido!
 
Y si es querer a una mujer,
como me enseñó a padecer
tal o cual pasado amor mío,
sería en mi alma desvarío
el repetir y recaer.
Yo vi un cisne muerto de frío…
¡Ya tengo miedo de querer!
 
Como la amistad es abrigo
en la lucha de nuestro ser,
aun sé gustar pan de su trigo.
En su campo me fui a pacer
y a ser el «asno» del amigo…
¡Ya tengo miedo de querer!
 
Quise amar a un ángel sagrado
y quise amar a Lucifer,
y por los dos fui traicionado;
ninguno en mi alma pudo ver
lo que hay de puro o condenado…
¡Ya tengo miedo de querer!
 
Mi vida, como Asuero a Ester,
maceré en sagrados ungüentos.
Nadie ha visto mis pensamientos
del modo que se deben ver.
Yo siempre guardo mis alientos
confiado en que tienen poder
los misteriosos elementos…
¡Ya tengo miedo de querer!
 
A ti, Fuerza Desconocida,
quisiera consagrar mi vida,
si algo de ti dejaras ver
a mi ánima, dolorida
de tanto subir y caer,
y a mi fe, en la nieve aterida…
¡Si gracia en mí fuera encendida,
no habría miedo de querer!
 
© Rubén Darío
«1867-1916»
(NICARAGUA)



No hay comentarios: