
Hay un campo de rastrojos, cae en él la lluvia negra.
Hay un árbol castaño que está solo.
Hay un viento que silba alrededor de la choza vacía.
Qué triste es esta tarde.
la dulce huérfana aún recoge las escasas espigas.
Sus ojos muy abiertos y dorados en el crepúsculo
y su seno aguarda al novio de los cielos.
los pastores toparon con el dulce cuerpo
podrido en la zarza.
De Dios bebí el silencio
en la fuente del bosque.
Mi corazón lo buscan las arañas.
Hay una luz que se apaga en mi boca.
erizado de escoria y de polvo de estrellas.
En las avellanas
sonaron de nuevo ángeles cristalinos.
«1887-1914»
(AUSTRIA)
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