
Llegaron mis amigos de colegio
Y absortos vieron mi cadáver frío;
«¡Pobre!» exclamaron, y salieron todos…
Ninguno de ellos un adiós me dijo.
Todos me abandonaron. En silencio
Fui conducido al último recinto;
Ninguno dio un suspiro al que partía,
Ninguno al cementerio fue conmigo.
¡Cerró el sepulturero mi
sepulcro…
Fui conducido al último recinto;
Ninguno dio un suspiro al que partía,
Ninguno al cementerio fue conmigo.
Me quejé, tuve miedo y sentí frío,
Y gritar quise en mi cruel angustia,
Pero en los labios espiró mi grito!
El aire me faltaba, y luché en
vano
Por destrozar mi féretro sombrío.
Y en tanto… los gusanos devoraban,
Y gritar quise en mi cruel angustia,
Pero en los labios espiró mi grito!
Por destrozar mi féretro sombrío.
Y en tanto… los gusanos devoraban,
Cual suntuoso festín, mis miembros
rígidos.
¡Oh mi amor! dije al fin, ¿y me
abandonas?
Pero al llegar su voz a mis oídos
Sentí latir el corazón de nuevo,
Y volví al triste mundo de los vivos.
Me alcé y abrí los ojos. ¡Cómo
hervían
Las copas de licor sobre los libros!
El cuarto daba vueltas, y dichosos
Bebían y cantaban mis amigos.
© Ismael Enrique Arciniegas
«1865-1938»
Pero al llegar su voz a mis oídos
Sentí latir el corazón de nuevo,
Y volví al triste mundo de los vivos.
Las copas de licor sobre los libros!
El cuarto daba vueltas, y dichosos
Bebían y cantaban mis amigos.
«1865-1938»
(COLOMBIA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario