
PARA LOS DE ARRIBA
hablar de comida es bajo.
Y se comprende porque
ya han comido.
sin saber lo que es
comer buena carne.
y a dónde van,
en las noches hermosas
están demasiado cansados.
el vasto mar y la montaña
cuando ya su tiempo ha pasado.
no piensan en la vida de abajo,
jamás subirán.
se ha derramado el sudor del pueblo.
Los laureles
han sido talados.
sale humo.
TIEMPOS VENIDEROS
Los campos son fértiles todavía.
Las ciudades están en pie todavía.
Los hombres respiran todavía.
están libres aún. A uno de los días
le harán una cruz.
Padecía hambre el parado. Ahora
padece hambre quien trabaja.
Las manos que colgaban inútiles vuelven a moverse:
tornean granadas.
Aquellos a los que están destinados los dones
exigen espíritu de sacrificio.
Los hartos hablan a los hambrientos
de los grandes tiempos que vendrán.
Los que llevan la nación al abismo
afirman que gobernar es demasiado difícil
para el hombre sencillo.
Pero su paz y su guerra
son como viento y tormenta.
La guerra nace de su paz
como el hijo de la madre.
Tiene
sus mismos rasgos terribles.
lo que sobrevive
a su paz.
LOS ALTAVOCES,
de las autopistas que están haciendo,
y ven
que es para tanques pesados.
Irguiendo sus espaldas doloridas,
las grandes manos apoyadas en cañones,
le escuchan los fundidores.
motores
hablar de paz al pintor de brocha gorda.
los campesinos dejan los arados y se llevan la mano a la oreja,
se detienen las mujeres que les llevan la comida:
hay un coche con altavoces en el campo de labor. Por ellos
se oye al pintor de brocha gorda exigir la paz.
que habrá guerra.
ya están escritas las hojas de movilización.
Hombre de la calle:
abandona toda esperanza.
firman pactos de no agresión.
Hombre pequeño:
escribe tu testamento.
están tejiendo para ti un capote
que nunca romperás.
con tus zapatos destrozados: el coche
que te están fabricando
llevará una coraza de hierro.
y estás fundiendo una gran botella, fundidor,
que no será para leche. ¿Quién
beberá en ella?
van a la cama. Las mujeres jóvenes
parirán huérfanos.
Quien lo escribió
ya ha caído.
Los de abajo dicen:
éste es el camino de la tumba.
otras guerras.
Al final de la última
hubo vencedores y vencidos.
pasaba hambre. Entre los vencedores
el pueblo llano la pasaba también.
Por la cocina sabréis
si es verdad.
En los corazones
debe haber el mismo valor.
Pero en los platos hay
dos clases de rancho.
una cifra equivocada, y las ciudades del enemigo
se salvarán de la destrucción.
Estrechando contra sí a los niños,
las madres vigilan el cielo con terror
a que aparezcan en él los descubrimientos de los sabios.
La voz que les manda
es la voz de su enemigo.
Quien habla del enemigo,
él mismo es enemigo.
Pero tiene un defecto:
necesita un conductor.
Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante.
Pero tiene un defecto:
necesita un piloto.
Puede volar y puede matar.
Pero tiene un defecto:
puede pensar.
hasta que no se reconozcan ya sus rostros.
Pero vosotros debéis seguir siendo los mismos.
como a una matanza, sino
como a un trabajo serio. Todo
lo habrán olvidado.
Pero vosotros no debéis olvidar nada.
como a los demás.
Pero vosotros debéis manteneros serenos.
estaréis de vuelta. Pero
vendrá el otoño y pasará,
vendrá de nuevo y pasará muchas veces, y vosotros
no estaréis de vuelta.
El pintor de brocha gorda os dirá: las máquinas
lo harán todo por vosotros. Sólo unos pocos
tendrán que morir. Pero
moriréis a cientos de miles, nunca
se habrá visto morir a tantos hombres.
Cuando me digan que estáis en el Cabo Norte,
y en Italia, y en el Transvaal, sabré
dónde encontrar un día vuestras tumbas.
al volverse, deberá ver también
enemigos detrás;
cuando empiece su guerra
no debe ver sino enemigos en torno.
Todo aquel que avance
empujado por los agentes de las S. S.,
debe avanzar contra él.
del mejor cuero, son sus enemigos
quienes deben marchar dentro de ellas.
Vuestro rancho será poco, pero aunque fuera abundante,
no os debe gustar.
Que los agentes de las S. S. no puedan dormir.
Que tengan que controlar arma a arma
para ver si están cargadas. Y que tengan que controlar
si controlan sus controladores.
Todo lo que vaya hacia él debe ser destruido, y todo
lo que venga de él, contra él hay que volverlo.
Sabio será quien frustre sus planes.
Sólo quien le venza salvará a Alemania.
«1898-1956»
(ALEMANIA)
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