149 (FÁCIL PALABRA)




Cierto que el horizonte
era la tentación de la mañana.
Cierto que perseguimos
su infinita distancia.
Pero ya va cayendo la neblina
de la tarde, y el alma
aprendió la lección: el horizonte
no se alcanza.
 
© Hugo Lindo
«1917-1985»
(EL SALVADOR)



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