
Cuando ya de la vida
el alma tenga, con el cuerpo, rota,
y duerma en el sepulcro
esa noche, más larga que las otras,
del infinito eterno de las cosas,
guardaron sólo, como de un ensueño,
la tibia luz de tus miradas hondas,
entre la oscura fosa,
verán, en lo ignorado de la muerte,
tus ojos, … destacándose en las sombras.
«1865-1896»
(COLOMBIA)
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